"Ese transgresor alimento popular, al alcance de todos los bolsillos, se ha erigido en emblema de la resistencia ciudadana ante las pretensiones totalitarias, en un reducto de creatividad e ingenio ante el centralismo y el control'', subrayó una carta que le entregaron los blogueros, encabezados por Yoani Sánchez.
El ex presidente estadounidense, quien concluye este miércoles una visita privada de tres días, se entrevistó con los blogueros, una decena de ex presos políticos, integrantes de las Damas de Blanco y otros activistas opositores en un hotel del casco histórico de La Habana.
La caja contenía además una tableta de dulce de maní molido y otra en grano, elaboradas con "ese fruto seco que usted conoce'', le escribieron en referencia al pasado de cultivador de cacahuates de Carter.
"He aquí el maní, un vencedor de las dificultades, un porfiado desobediente transformado ahora en símbolo de unión, en punto de confluencia entre su pueblo y el nuestro'', dijeron los blogueros, entre los cuales se encontraban también Claudia Cadelo y Reinaldo Escobar, esposo de la blogueroa Yoani Sánchez.
El vendedor ambulante de maní y otros alimentos es uno de los 178 oficios que el Gobierno de Raúl Castro autorizó a ejercer en el sector privado, como parte de sus reformas económicas.
Los blogueros opositores son acusados por las autoridades de ser "mercenarios'' al servicio de Estados Unidos y de protagonizar una "guerra cibernética'' contra Cuba, impulsada y financiada desde Estados Unidos.
La Habana 30 de marzo de 2011
Señor Jimmy Carter:
En nombre de varios bloggers alternativos y de otras personas de la sociedad civil cubana, queremos entregarle este presente. Se trata de una muestra pequeña de los alimentos que trabajadores por cuenta propia logran hacer a partir del maní, palabra con la que en Cuba nombramos al cacahuete, ese fruto seco que usted conoce tan bien.
A lo largo de medio siglo, el maní ha sido uno de los pocos productos que ha escapado del control planificador de nuestro estado. Incluso en los días más duros del llamado período especial una de las pocas cosas que podía comprarse en mercado libre producido por personas independientes eran estos cucuruchos y confituras que hoy aquí le entregamos. Hubo momentos en que tuvo que pasar prácticamente a la clandestinidad y el tradicional pregón de "maní, el manisero llegó…" se convirtió en una frase susurrada en los oídos de los clientes.
Este transgresor alimento popular, al alcance de todos los bolsillos, se ha erigido en emblema de la resistencia ciudadana ante las pretensiones totalitarias, en un reducto de creatividad e ingenio ante el centralismo y el control. He aquí el maní, un vencedor de las dificultades, un porfiado desobediente transformado ahora en símbolo de unión, en punto de confluencia entre su pueblo y el nuestro.