Las autoridades cubanas comenzaron a entregar la gestión de peluquerías y salones de belleza pequeños a sus propios empleados, quienes deberán pagar alquiler e impuestos pero tendrán libertad para fijar los precios.
La medida, que no ha sido publicada hasta ahora en la prensa oficial en Cuba, supone un paso más dentro del lento proceso de reformas económicas impulsado por el presidente Raúl Castro, quien entre otros aspectos inició el reparto de tierras ociosas a agricultores particulares, repartió por primera vez en años licencias para taxis privados y favorece un sistema de remuneración por resultados.
Según peluqueros y barberos consultados, los cambios que comenzaron a principios de este mes afectan por el momento sólo a locales seleccionados con hasta tres asientos, mientras que los más grandes siguen en manos de empresas estatales y mantendrán una tarifa fija de precios.
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