El disidente cubano Ariel Sigler, recientemente liberado tras pasar siete años en la cárcel, y cuyo estado de salud es muy grave, viajó a Miami para recibir tratamiento médico en un hospital de dicha ciudad.
La esposa de Sigler, la 'Dama de Blanco' Noelia Pedraza, mostró su confianza en que Sigler pueda recuperarse en Miami, "donde hay un hospital esperándole". "Esperamos que pueda volver a andar, que gane peso y que logren resolver su problema de estómago", afirmó Pedraza en conversación telefónica.
La Dama de Blanco afirmó que por el momento la recuperación física de su marido, tal vez el preso político más enfermo de todos los liberados por Cuba, es lo prioritario, pero sostuvo que en el futuro Sigler continuará con su lucha política en favor de las libertades en la isla.
Sigler logró obtener la autorización de salida gracias, según sus familiares, a la intermediación del arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega.
Sigler, uno de los detenidos de la llamada Primavera Negra de 2003, obtuvo el pasado 11 de junio una "licencia extrapenal" con la que pudo abandonar el Hospital Julito Díaz de La Habana donde estuvo ingresado varios meses tras presentar graves problemas de salud debido a las múltiples enfermedades que padece.
Antes de entrar en prisión, el disidente era un hombre activo y un reconocido boxeador que gozaba de un excelente estado de salud. Su peso era de 205 libras (94,3 kilos), pero de acuerdo al registro médico realizado al salir de la cárcel su peso había descendido a 117 libras (53 kilos). También sufrió una paraplejia funcional que lo dejó en una silla de ruedas, convirtiéndole en el preso político con el peor cuadro de salud.
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