jueves, 26 de agosto de 2010

¿HABLAR ES DELITO?

Irina Echarry. (HAVANA TIMES).

Tal parece que me estoy quedando atrás, cada día pierdo un poco más de comprensión de la realidad que me rodea y eso me preocupa.

Por la televisión y otros medios de prensa nos recuerdan que nuestros dirigentes convocan al pueblo a expresarse, a debatir problemas, a buscar soluciones.Sin embargo, la praxis contradice el discurso.

Ayer esperaba una guagua y escuché a una muchacha muy joven quejándose de su cansancio. Estoy fundida con las guaguas, decía, todos los días tengo que hacer esta cola.  Si saben que estamos en vacaciones, que el P-11 se pone malo a la hora en que salimos de los trabajos ¿por qué no refuerzan la ruta?

Una señora le dijo que estaba muy joven para quejarse.  La muchacha, que vestía de enfermera, respondió que ella salía de la guardia y que la edad era lo de menos, cualquiera se cansa de pasar trabajo.  La discusión se tornó muy desagradable cuando la señora le dijo que debían llevarla presa por decir esas cosas.

Hace unos días supe de un cuento espantoso, como sacado de la época de los años 60 o 70.  No voy a dar los nombres ni los lugares de trabajo para no comprometer a quien me hizo la historia.

Resulta que a un órgano de prensa llegaron dos ancianos miembros de la Asociación de Combatientes de un municipio de la capital.  Buscaban a alguien de la dirección del centro para hacer una denuncia.

Uno de los trabajadores del lugar se había manifestado en contra de la revolución en una parada de ómnibus y los ancianos pensaban que debían tomar medidas en su trabajo.  Lamentablemente, el que osó expresarse en público dijo quién era y dónde trabajaba, por eso fueron a acusarlo directamente.  Se marcharon diciendo que esperaban una respuesta si no, llevarían el caso hasta donde fuera necesario.

La dirección determinó que el señor no publique nada durante seis meses y todavía está pendiente una reunión sobre el problema ético que implica que un trabajador ideológico se exprese “incorrectamente” en público.

Según la anciana de dicha asociación, ellos están alertados de esos casos y lo que deben hacer es llamar a un patrullero para que se los lleve preso.

Nada, que en verdad hay muchas cosas que no entiendo.  ¿Es que expresión es sinónimo de cárcel? ¿Se puede hablar o no?  Si la gente que vive a diario los mismo problemas que una, no permiten que alguien abra la boca para expresarse, entonces no se puede hablar aunque nos manden.

 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que en Cuba hay libertad.
Todo cubano es libre de decir lo que el castrismo dijo.